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Frío en Alaska de Matías Capelli

Frío en Alaska de Matías Capelli

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Frío en Alaska de Matías Capelli

Eterna Cadencia - Argentina - 2008

Libro Nuevo

Cada mes, Lekman ordena los tickets de compra que Fernanda le envía desde Inglaterra para que los presente en la fundación que la becó por "un año o dos". Por lo general, lo hace sin pensar, pero a veces encuentra algo que le provoca una punzada en el pecho: una incertidumbre que sobrevolará los cuatro relatos de este libro.

COMENTARIOS SOBRE ESTE LIBRO

Paisajes y signos. Beatriz Sarlo comenta la novela en Perfil:

Lo concreto se convierte en signo. El amante (como ya indicó Barthes) venera los signos casi tanto como al objeto amado. La ausencia está en los detalles reveladores de lo concreto y no en las eventuales conversaciones por teléfono donde poco puede ser comunicado. Los detalles, en cambio, tienen la solidez indiscutible de las cosas que, una vez adquiridas, han debido, seguramente, cumplir una función en la vida de la mujer lejana.


“No le tengo miedo a la incertidumbre”. Silvina Friera entrevista a Matías Capelli para Página/12:


-En el último cuento, la ex novia de Lekman dice: “Escribir es demasiado íntimo como para que otro lo corrija”, y a continuación plantea que los talleres literarios son “incubadoras de enfermedad y rencor”. ¿Concuerda con el espíritu de estas definiciones?

-Hay cierto romanticismo que me atrae de esa frase que asocia la escritura con un acto íntimo, aunque no suscribo esa idea ciento por ciento. Me gustaba que la desidia de Lekman hacia su propia obra se cruzara con la convicción de una ex novia con la que se reencuentra, una joven que tiene todo más claro y lanza esas proclamas tan tajantes. Lo bueno de la literatura es que uno no tiene que estar de acuerdo con lo que está escribiendo (risas).

Frío en Alaska. Edgardo Scott reseña el libro para Los asesinos tímidos:

La forma en que Capelli narra, va hilvanando, fragmentados, recuerdo y percepción en dosis parejas, pero pocas veces el narrador interpreta, de esta forma la comprensión es difusa, esquiva, y el Principio de incertidumbre (nombre del primer cuento) domina la lectura. Hay un suspenso sostenido en la prosa, pero no a causa de la trama, ya que no se busca el “remate”; la tensión es producto de que permanezca en suspenso el sentido. Un sentido que, en la contemporaneidad (ya desde La mayor de Saer, entre nosotros), es trocado, a lo sumo, y con suerte, por pura impresión. Hay impresiones, no sentido. Los personajes, pero sobre todo Lekman, el personaje de Capelli, colecciona, reúne impresiones, pero no logra que algo quede, que algo le deje algo más que cierta inquietud lánguida. Por eso muchas veces también hay abyecciones, pequeños crímenes sin mucha culpa. En ese detalle hay algo que recuerda al extranjero de Camus.

Frío en Alaska. Matías Fernández comenta para Hablando del asunto:

¿Qué es Frió en Alaska? ¿Es una novela o un libro de relatos? A primera vista podría pensarse como un libro de relatos, no está dividido en capítulos sino en cuatro partes con nombres independientes. Sin embargo me parece innegable que estamos ante una novela. Aunque no podemos decir que los cuatro fragmentos están unidos por una estructura argumental clásica, si podemos ver que ciertos elementos son constantes a lo largo del libro y ahí se esconde el principal argumento en favor del criterio de unidad. Así y todo no me quedará otra opción que referirme a cada fragmento como “relato” o similar, porque no pueden llamar capítulos.

La narración lúcida. Joaquín Linne señala en El interpretador:

Por momentos, la escritura de Capelli parece pivotear entre la prosa y la poesía, generando una prosa poética minimalista que genera cierto un efecto, como dice Oliverio Coelho, de droga sutil.

Frío en Alaska. El comentario de L. Sabbatella en el blog Mi plan:

Frio en Alaska de Matías Capelli posee una prosa rápida y liviana, una escritura suelta que oscila, por momentos, entre la frialdad de Houellebecq y la narrativa de Bolaño. La escritura de Capelli es más luminosa que la del francés y el chileno, parece renovada y fresca.
En el primero de los cuatro relatos que integran el libro, y que hasta pueden dar la impresión de novela fragmentada, tiene algo de Fogwill en el sentido que incorpora precios y valores en libras, así también suma algunas marcas, gesto que se ve solo en ese primer texto y que esta bien administrado. Es el reato donde se presenta y configura al noruego Lekman, el denominador común del las cuatro partes.