El verano del soldado aleman
de Bette Greene
Mondadori - España - 2002
En "El verano de mi soldado alemán", por Bette Greene, conocemos a Patty Bergen, de trece años. Patty es una muchacha judía a principios de los años 40 que vive en Jenkinsville, Arkansas, con su hermana Sharon, su criada afroamericana Ruth, y sus padres. La Sra. Pearl Bergen es una mujer hermosa y egocéntrica que espera que Patty también lo sea, y es crítica cuando ella no lo es. Harry Bergen es un hombre duro de corazón que pega a Patty a la menor provocación. Patty intenta, a menudo demasiado, gustar a sus padres, y no está en contra de dramatizar la verdad para hacer una historia más excitante. El día en que un tren cargado con prisioneros de guerra na zis llega para instalarse en el nuevo campo de prisioneros, los residentes de Jenkinsville, y Patty, se mueren de curiosidad. Patty se inventa una historia para contar a su padre la llegada de los prisioneros a la ciudad, pero Harry está más interesado en su periódico que en Patty. La familia de Patty regenta un almacén general en Jenkinsville. Una tarde en que Patty está en el almacén, los guardias del campo traen a los prisioneros a comprar sombreros de pa ja para portegerse del sol de Arkansas cuando recolectan algodón. Mientras ayuda en la tienda, conoce al prisionero de guerra Anton Reiker, quien habla un excelente inglés. Desarrollan una rápida amistad y Patty se enamora. Unos días más tarde, se habla en Jenkinsville sobre unos saboteadores que han sido apresados en la costa de Nueva York. El mismo día que se conoce esta noticia Anton escapa del campo de prisioneros. Cuando Patty nota movimiento desde su escondite secreto, un apartamento en desuso sobre un garage abandonado, se da cuenta de que Anton intenta escapar. Ella le llama y le da refugio en su escondite secreto, llevándole comida y noticias. Anton le ofrece amistad. Hablan de todo, y su amistad es tan profunda que Anton arriesga su vida por Patty cuando ve a Harry pegándole. El pregunta si la estaba pegando por esconderle. Anton queda horrorizado al saber que la razón de la paliza es que Patty le ha hablado a un muchacho pobre, lo cual no gusta a su padre. Los agentes del FBI llegan a Jenkinsville buscando al prisionero huído. Creen que tiene que ver con los saboteadores capturados entrando en Nueva York con explosivos. Patty no releva el escondite de Anton, pero Anton se da cuenta de que debe seguir huyendo, pues una relación entre una muchacha judía y un soldado na zi en tiempo de guerra no es segura. Se escabulle durante la noche, dejando a Patty su última posesión de valor. El final no es de cuento de hadas, pero mucho más satisfactorio para Patty y su futuro.
